"No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo." Don Francisco de Quevedo.

BARRA DE BUSQUEDA

miércoles, 8 de mayo de 2013

APUNTES EN EL CUADERNO DE BITÁCORA: Los mitos de la "homosexualidad animal"...

¿"Transgenero" animal?... hay que estar muy enfermos.
El siguiente artículo es una adaptación del libro del autor recientemente publicado, Defending a Higher Law: Why We Must Resist Same Sex “Marriage” and the Homosexual Movement.

En un esfuerzo de presentar a la homosexualidad como algo normal, el movimiento homosexualista volteó hacía la sociedad para probar tres grandes premisas:



A) La homosexualidad es genética o innata;

B) La homosexualidad es irreversible;

C) Dado que los animales se involucran en conductas sexuales con animales de su mismo sexo, la homosexualidad es natural.

Muy conscientes de su inhabilidad para probar las primeras dos premisas, el movimiento homosexualista sujeta sus esperanzas a la tercera, la "homosexualidad animal".

"Los animales lo hacen, entonces es natural"... ¿cierto? El razonamiento detrás de la teoría de la "homosexualidad animal" se puede resumir de la siguiente manera:

1) La conducta homosexual es observable en los animales.

2) La conducta animal está determinada en sus instintos.

3) La naturaleza hace que los animales sigan sus instintos.

4) Por lo tanto, la homosexualidad está en concordancia con la naturaleza animal.

5) Puesto que el hombre es también un animal, la homosexualidad debería estar también en concordancia con la naturaleza humana.

Está línea de razonamiento es insostenible. Si aparentemente los actos "homosexuales" entre los animales están en concordancia con la conducta animal, entonces la matanza de los padres de su descendencia y el devorar miembros de su misma especie están también en concordancia con la naturaleza animal. Poner al hombre dentro de la ecuación complica mucho más las cosas. ¿Hemos de concluir que el filicidio y el canibalismo están en concordancia con la naturaleza humana?

En oposición a esta línea de razonamiento, este artículo sostiene que:

1) No hay “instinto homosexual” en los animales,

2) Es una ciencia empobrecida el hecho de “leer” las motivaciones y los sentimientos humanos en la conducta animal, y

3) La conducta irracional de los animales no es un criterio para determinar lo que sería una conducta moralmente aceptable en un hombre racional.

No hay "instinto homosexual" en los animales.

Cualquiera que esté comprometido en la observación más elemental de los animales está forzado a concluir que la “homosexualidad”, “filicidio” y “canibalismo” en los animales son excepciones al comportamiento animal normal. En consecuencia, no pueden ser llamados instintos animales. Estas excepciones observables a la conducta animal normal resultan de factores detrás de sus instintos.

Estímulos opuestos e instintos confusos en animales

Para explicar esta conducta anormal, la primera observación debe ser el hecho de que los instintos animales no están delimitados por el determinismo absoluto de las leyes físicas que gobiernan el mundo mineral. En diferentes grados, todos los seres vivientes pueden adaptarse a las circunstancias. Ellos responden a estímulos internos o externos.

En segundo lugar, la cognición animal es puramente sensorial, limitada al sonido, olor, tacto, sabor e imagen. Así, los animales carecen de la precisión y claridad de la percepción intelectual humana. Por consiguiente, lo animales confunden frecuentemente una sensación con otra o un objeto con otro.

En tercer lugar, los instintos de un animal lo conducen hacía su fin y están en concordancia con su naturaleza. De cualquier modo, el empuje espontáneo del impulso instintivo puede sufrir modificaciones en su curso. Otras imágenes sensoriales, percepciones o memorias pueden actuar como nuevos estímulos que afectan la conducta animal. Más aún, el conflicto entre dos o más instintos pueden modificar en ocasiones el impulso original.

En el hombre, cuando dos reacciones instintivas chocan, el intelecto determina el mejor curso a seguir, y entonces la voluntad retiene a uno de los instintos bajo control mientras que anima al otro. Con los animales que carecen de intelecto y voluntad, cuando dos impulsos instintivos chocan, el que es más favorecido por las circunstancias, prevalece.

En ocasiones, estos estímulos internos o externos que afectan los impulsos instintivos de un animal resultan en casos de "filicidio", "canibalismo" y "homosexualidad" animal.

"Filicidio" y "canibalismo" animal

Sarah Hartwell explica que los gatos machos matan a sus crías después de recibir "señales mezcladas" de sus instintos:

"La mayoría de los gatos hembras pueden cambiar entre el "modo de juego" y el "modo de caza" para no dañar a sus crías. En los gatos machos este apagar del "modo de caza" podría estar incompleto y, cuando se encuentran altamente estimulados mediante el juego, el instinto "cazador" adquiere fuerza y ellos pueden llegar a matar a sus crías. El instinto de caza es muy fuerte, y muy difícil de apagar cuando la presa está presente, que los gatos pueden llegar a desmembrar e incluso comer a los gatitos [...] Compare el tamaño, sonido y actividad de los gatitos con el tamaño, sonido y actividad de la presa. Ambos son pequeños, tienen voces agudas y se trasladan con movimientos rápidos y erráticos. Todos estos factores detonan la conducta cazadora. En el gato macho, la conducta maternal no siempre puede anular la conducta cazadora y trata a los gatitos de la misma manera en que trataría a una presa pequeña. Sus instintos se ven confundidos."

Considerando el canibalismo animal, la revista Iran Nature and Wildlife Magazine hace notar:

"El canibalismo es más común entre los vertebrados menores y los invertebrados, frecuentemente debido a un animal depredador confundiendo a uno de su propia especie con una presa. Pero también ocurre entre las aves y los mamíferos, especialmente cuando escasea la comida."

Los Animales Carecen de los Medios para expresar sus estados afectivos

A los estímulos y a los instintos opuestos, sin embargo, debemos añadir otro factor: Al expresar sus estados afectivos, un animal es radicalmente inferior que el hombre.

Dado que los animales carecen de razón, sus medios para expresar sus estados afectivos (miedo, placer, dolor, deseo, etc.) son limitados. Los animales carecen de los ricos recursos que están a disposición del hombre para expresar sus sentimientos. El hombre puede adaptar su modo de hablar, escribir, contemplar, gesticular en modos no verbales. Los animales no pueden hacerlo. En consecuencia, los animales expresan frecuentemente sus estados afectivos de forma ambigua. Ellos "piden prestado", por así decirlo, las manifestaciones del instinto de reproducción para manifestar los instintos de dominio, agresividad, miedo, gregarismo, y así sucesivamente.

Explicando la aparente conducta "homosexual" animal

Los bonobos son un ejemplo típico de este "pedir prestado". Estos primates de la familia de los chimpancés se relacionan en aparente conducta sexual para expresar aceptación y otros estados afectivos. Así, Frans B. M. de Waal, quien pasó cientos de horas observando y filmando a estos primates, dice:

"Hay dos razones para creer que la actividad sexual es la respuesta de estos primates para evitar conflictos.

Primero, cualquier cosa, no sólo comida, que despierta el interés de más de un bonobo al mismo tiempo tiende a resultar en un contacto sexual. Si dos bonobos se aproximan a una caja de cartón lanzada a su espacio, ellos se montarán brevemente el uno a otro antes de jugar con la caja. Dicha situación conduce a riñas en la mayoría de las especies. Pero los bonobos son un tanto tolerantes, quizá porque ellos usan el sexo para desviar la atención y difuminar la tensión.

En segundo lugar, el sexo en el bonobo ocurre frecuentemente en contextos agresivos que no tienen ninguna relación con la comida. Un macho celoso podría perseguir a otro lejos de una hembra, después del cual los dos machos se reúnen y se relacionan en un frotamiento escrotal. O después de que una hembra golpea a un joven, la madre de este último podría arremeter contra el agresor, una acción que es seguida inmediatamente por un frotamiento genital entre los dos adultos."

Como los bonobos, otros animales montarán a otros de su mismo sexo y se relacionarán en aparente conducta "homosexual", aunque su motivación pueda diferir. Los perros, por ejemplo, lo hacen usualmente para expresar dominio. Cesar Ades, etólogo y psicólogo de la Universidad de Sao Paulo, Brasil, explica: "Cuando dos machos se aparean, lo que está presente es una demostración de poder, no sexo."

Jaque Lynn Schultz, Director de Proyectos Especiales de Ciencias Animales de la ASPCA, explica aún más:

"Usualmente, un perro macho no castrado se montará a otro perro macho como una muestra de dominio social, en otras palabras, como una forma de hacerle saber al otro perro quién es el jefe. Aunque no es tan frecuente, un perro hembra podría montarse por la misma razón."

Los perros también montarán a otro debido a la vehemencia de su reacción puramente química al olor de una hembra en celo:

"No es asombroso que el olor de un perro hembra en celo pueda provocar un frenesí de conductas como montarse. Incluso otras hembras que no están en celo se montarán a aquellas que sí lo están. Los machos montarán a otros machos que recientemente han estado con hembras en celo si ellos aún portan su esencia [...] Y los machos que captan en el viento el olor del celo podrían montar a la primera cosa (o persona desafortunada) con la que tengan contacto."

Otros animales se relacionan en aparente conducta "homosexual" porque fallan al identificar al otro sexo correctamente. Entre menores sean las especies en el reino animal, más tenue y difícil de detectar serán las diferencias entre los sexos, conduciendo a una confusión más frecuente.

No existen animales "homosexuales"

En 1996, el científico homosexual, Simon LeVay, admitió que la evidencia apuntaba a actos aislados, no a homosexualidad:

"Sin embargo, la conducta homosexual es muy común en el mundo animal, parece ser muy poco común que animales individuales tengan una predisposición duradera a relacionarse en dicha conducta a la exclusión de actividades heterosexuales. Así, una orientación homosexual, si pudiéramos hablar de tal cosa en los animales, parece ser algo raro."

A pesar de las apariencias "homosexuales" de algunas conductas animales, esta conducta no proviene un instinto "homosexual" que sea parte de la naturaleza animal. El Dr. Antonio Pardo, profesor de Bioética en la Universidad de Navarra, España, explica:

"Propiamente hablando, la homosexualidad no existe entre los animales [...] Por razones de supervivencia, el instinto reproductivo entre los animales está siempre dirigido hacía un individuo del sexo opuesto. Por lo tanto, un animal no puede nunca ser homosexual como tal. No obstante, la interacción con otros instintos (particularmente el de dominio) puede resultar en una conducta que aparenta ser homosexual. Dicha conducta no puede ser equiparada con una homosexualidad animal. Esto quiere decir que la conducta sexual animal abarca aspectos más allá de la reproducción."

No es científico "leer" las motivaciones y sentimientos humanos en la conducta animal

Como muchos activistas de los derechos de los animales, los activistas homosexuales "leen" frecuentemente las motivaciones y sentimientos humanos en la conducta animal. Mientras este enfoque antropopático goza de plena aceptación en ámbitos como el arte, la literatura y la mitología, hace que la ciencia se empobrezca. El Dr. Charles Socarides de la National Association for Research and Therapy of Homosexuality (NARTH) observa:

"El término homosexualidad debería estar limitado a la especie humana, en animales, el investigador puede sólo determinar como una conducta motor. Tan pronto como él interprete la motivación del animal, él está usando psicodinámica humana, un enfoque científico riesgoso, si no es que imprudente."

El etólogo Cesar Ades explica la diferencia de las relaciones sexuales entre los humanos y entre los animales:

"Los seres humanos tienen sexo de una forma, mientras que los animales lo tienen de otra. El sexo humano es una cuestión de preferencia, donde uno elige a la persona más atractiva para tener placer. Esto no es verdad con los animales. Para ellos es una cuestión de apareamiento y reproducción. No hay placer físico o psicológico [...] El olor es decisivo: cuando una hembra está en celo, ella emite una esencia, conocida como feromona. Esta esencia atrae la atención del macho, y le hace querer aparearse. Así es el coito entre animales. Es la ley de la naturaleza."

Incluso el biólogo, Bruce Bagemihl, cuyo libro "Biological Exuberance: Animal Homosexuality and Natural Diversity" fue citado por la Asociación Psicológica Americana y la Asociación Americana de Psiquiatría en su escrito amici curiae en Lawrence v. Texas y se pregona como prueba de que la homosexualidad es natural entre los animales, es cuidadoso de incluir una advertencia:

"Cualquier consideración de homosexualidad y transgenerismo en animales es también necesariamente una consideración de interpretación humana de estos fenómenos [...] Estamos en la oscuridad acerca de la experiencia interna de los participantes animales: como resultado, los prejuicios y limitaciones del observador humano, tanto en la recolección e interpretación de los datos, vienen a primer plano en esta situación. Con la gente podemos hablar con frecuencia directamente a los individuos (o leer consideraciones escritas) [...] Con los animales, en contraste, podemos observar con frecuencia directamente sus conductas sexuales (y aliadas), pero podemos sólo inferir o interpretar sus significados y motivaciones."

La interpretación del Dr. Bagemihl, sin embargo, a lo largo de su libro de 750 páginas, favorece descaradamente la teoría de la homosexualidad animal. Sus páginas están llenas con descripciones de actos animales que podrían tener una connotación homosexual en los seres humanos. El Dr. Bagemihl no prueba, sin embargo, que dichos actos tengan el mismo significado para los animales. Él simplemente les da una interpretación homosexual. No es de sorprenderse que su libro fuera publicado por Stonewall Inn Editions, "una marca de St. Martin Press devota a libros de interés gay y lésbico".

La conducta animal irracional no es proyecto para el hombre racional

Algunos investigadores que estudian la conducta "homosexual animal" extrapolan desde el ámbito de la ciencia hacía el ámbito de la filosofía y la moralidad. Estos estudiosos razonan desde la premisa de que si los animales lo hacen, es de acuerdo a su naturaleza y así es bueno para ellos. Si es bueno y natural para los animales, ellos continúan, también es natural y moralmente bueno para el hombre. Sin embargo, la definición de naturaleza humana pertenece no al ámbito de la zoología o biología, sino a la filosofía, y la determinación de lo que es moralmente bueno para el hombre pertenece a la ética.

Otros investigadores se sienten obligados a señalar la impropiedad de trasladar la conducta animal al hombre. A pesar de ser muy favorable a la interpretación homosexual de la conducta animal, Paul L. Vasey, de la Universidad de Lethbridge en Canadá, aún así hace la advertencia:

"Para algunas personas, lo que los animales haces es un criterio de lo que es y no es natural. Hacen un salto de decir si es natural, es moralmente y éticamente deseable. El infanticidio está altamente difundido en el reino animal. Saltar de ahí a decir que es deseable, no tiene sentido. No deberíamos de estar usando a los animales para hacer las políticas morales y sociales para los tipos de sociedad en que queremos vivir. Los animales no cuidan de los más viejos. No pienso particularmente que esto debería de ser una vía para cerrar los asilos."

El reino animal no es lugar para que el hombre busque un proyecto para la moralidad humana. Ese proyecto, tal como el bioético Bruto Maria Bruti dice, debe ser buscado en el propio hombre:

"Es un error frecuente que la gente contraste las conductas humanas y las animales, como si las dos fueran homogéneas. Las leyes que regulan la conducta humana son de una naturaleza diferente y deberían ser buscada en donde Dios las escribió, es decir en la naturaleza humana."

El hecho de que el hombre tenga un cuerpo y una vida sensible en común con los animales no significa que es estrictamente un animal. Ni siquiera significa que es un medio animal. La racionalidad humana impregna la totalidad de su naturaleza de tal manera que sus sensaciones, instintos e impulsos no son puramente animales, sino que tienen ese sello de racionalidad que los caracteriza como humanos.

Así, el hombre está caracterizado no por lo que él tiene en común con los animales, sino por lo que lo diferencia de ellos. Esta diferenciación es fundamental, no accidental. El hombre es un animal racional. La racionalidad del hombre es lo que hace a la naturaleza humana única y fundamentalmente distinta de la naturaleza animal.

Considerar al hombre estrictamente como un animal es negar su racionalidad y, por tanto, su libre albedrío  Igualmente, considerar a los animales como si fueran humanos es atribuirles una racionalidad que no poseen.

De la ciencia a la mitología

La investigación "Exuberancia Biológica" del Dr. Bagemihl, muestra su insatisfacción fundamental con la ciencia y el entusiasmo por la mitología aborigen:

"La ciencia occidental tiene mucho que aprender de las culturas aborígenes acerca de sus sistemas de género y sexualidad."

"Para la ciencia occidental, la homosexualidad (tanto animal como humana) es una anomalía, una conducta inesperada que por encima de todo requiere cierto tipo de "explicación" o "causa" o "razón de ser". En contraste, para muchas culturas indígenas alrededor del mundo, la homosexualidad y el transgenerismo son una rutina y ocurrencia esperada tanto en los mundos humanos como animal [...]".

"La mayoría de las tribus estadounidenses nativas, reconocen (y honran) formalmente la homosexualidad humana y el transgenerismo en el rol de la persona de "dos espíritus" (en ocasiones anteriormente conocido como berdache.

La persona "dos espíritus" es un hombre o una mujer sagrados que mezcla categorías de género mediante el uso de ropa del sexo opuesto o de ambos sexos... y frecuentemente se compromete en relaciones con personas de su mismo sexo. En muchas culturas estadounidenses nativas  ciertos animales están también relacionados simbólicamente con la doble espiritualidad, frecuentemente en la forma de mitos de la creación y leyendas del origen relacionadas con el primer o "supernatural" doble espíritu. Una historia Zuni de la creación relata cómo los primeros doble espíritu (criaturas que no eran ni del sexo masculino ni del femenino, sino ambos al mismo tiempo) eran los doce descendientes de una pareja mítica de hermano y hermana. Algunas de estas criaturas eran humanos, pero uno era un murciélago y el otro un venado macho." 

El Dr. Bagemihl aplica este mito andrógino, muy extendido en el actual movimiento homosexual, al reino animal con la ayuda de la mitología india y aborigen. El invita a occidente a abrazar "un nuevo paradigma".

"Ultimadamente, la síntesis de las perspectivas científicas representadas por exuberancia biológica nos lleva de regreso al punto de partida, a la forma de ver al mundo que este en concordancia con algunas de las más antiguas concepciones indígenas de la sexualidad animal (y humana) y la variabilidad de género. Esta perspectiva disuelve las oposiciones binarias… exuberancia Biológica es… una visión del mundo que es al mismo tiempo primordial y futurista, en la cual el género es caleidoscopio  las sexualidades son múltiples, y las categorías de masculino y femenino son fluidos y transmutables." ¿?

Conclusión

En resumen, el intento del movimiento homosexual por establecer que la homosexualidad está en concordancia con la naturaleza humana, mediante la prueba de su teoría de la "homosexualidad animal", está basada mayormente en creencias mitológicas y principios filosóficos erróneos que en la ciencia.

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