Si te encontrara algún día
andando los foscos caminos del destierro
que -en éste páramo yerto- a mi corazón impuso su
basto desprecio,
quizá podría tirar a la vera
el amargo recuerdo que -hasta hoy- no he podido;
quizá podría seguirte do quiera,
seguirte ligero,
sin fardos,
seguirte ligero,
sin fardos,
seguirte sin lastres,
seguirte sereno,
seguirte al levante con ánimo abierto,
seguirte sereno,
seguirte al levante con ánimo abierto,
ponerme de pie para sacudirme el
légamo del abatimiento;
quizá hasta pondría bajo asedio todos mis defectos,
quizá hasta pondría bajo asedio todos mis defectos,
quizá hasta pondría bajo tu
recaudo todos mis afectos
en estas álgidas noches de
invierno que tanto han durado,
de enero
a diciembre…
… desde hace tanto tiempo.
Pablo de María
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