"No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo." Don Francisco de Quevedo.

BARRA DE BUSQUEDA

lunes, 30 de mayo de 2011

MEGA WHAT?: Por Paco Calderón.

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LA CRISIS Y LOS HIJOS: Por Juan Manuel de Prada.

El sistema esclavista se fundó sobre la destrucción de la familia. Basta que estudiemos someramente las leyes romanas para que salte la evidencia: esclavo era quien no tenía derecho a formar una familia, quien podía ser separado sin titubeos de sus hijos y condenado a satisfacer sus instintos en la promiscuidad más turbia y bestial. Aquel sistema entró en crisis cuando los esclavos, por influjo del cristianismo, empezaron a preservar su dignidad, cuando se resistieron a ser separados de sus hijos y de las mujeres que los habían concebido. Y, al fundar una familia, aquellos esclavos se sintieron «enraizados» en algo; y, como siempre ocurre que los hombres se «enraízan», anhelan una tierra que los nutra y haga más firme su vínculo: así nació, como corolario natural de la familia, la noción del reparto o distribución de la propiedad.

El «Estado servil» —híbrido resultante de la coyunda entre capitalismo y socialismo— se funda sobre la misma premisa que el esclavista. Sólo que, en su propósito de esclavizar a los hombres, ya no puede arrebatarles crudamente su dignidad, como hacían los propietarios de esclavos de antaño; necesita «sobornar» su dignidad, necesita procurarles placeres anestesiantes (incluida la promiscuidad más turbia y bestial, que ya no se vive como una condena, sino como un premio), necesita garantizarles un cierto grado de bienestar material que los aborregue y someta. Pero el fundamento del «Estado servil» es exactamente el mismo que el del sistema esclavista: se trata de destruir la familia y, con ella, los vínculos de pertenencia que enraízan a los hombres. Todos los formuladores del pensamiento económico liberal coinciden en este extremo: desde Adam Smith a John Stuart Mill, pasando por David Ricardo o Malthus, consideran que la institución familiar es una amenaza para el desarrollo económico; y postulan una sociedad desvinculada, en la que las personas ya no sean inteligibles desde los vínculos comunitarios, sino «reconstruidas» como individuos que se guían por sus actuaciones volitivas autónomas. De este modo, la moralidad se determina por la preferencia subjetiva; y la libertad es concebida como ausencia de toda constricción. Por supuesto, la familia se erige en la principal constricción para la supuesta «libertad perfecta» del sistema económico, que consiste en la implantación del trabajo obligatorio, legalmente exigible a los que no poseen la propiedad de los medios de producción, para beneficio de los que la poseen. Y en la entronización de ese «trabajo obligatorio» como máxima aspiración humana, lograda a costa de cualquier otra aspiración... sobre todo, a costa de la más humana de todas las aspiraciones, que es la de formar una familia y tener hijos.

Para su perpetuación, el «Estado servil» necesita destruir la comunidad organizada en torno a la familia, reduciéndola a una masa amorfa, sobornada y sumisa, incapacitada para otra aspiración que no sea la satisfacción de sus preferencias subjetivas. Todos los sucesivos engendros que ha ido expeliendo el «Estado servil» —feminismo, consumismo, estancamiento demográfico, etcétera—, no son sino estadios progresivos de esa labor destructiva, que alcanza su expresión más desesperada en épocas de crisis. Porque quienes han sido «sobornados» están dispuestos a sacrificar su aspiración más humana —casarse y tener hijos—, con tal de seguir disfrutando del soborno, incluso cuando el soborno se acaba, desvelando su triste y terminal condición servil.

RUMORE, RUMORE: Por Juan Manuel de Prada.

«Cuando el río suena, agua lleva», reza el refrán, consagrando la veracidad del rumor. Siempre he desconfiado de los refranes (por eso nunca los uso cuando escribo), que fosilizan el idioma y elevan la llamada «sabiduría popular» al rango de veredicto inapelable. Pero, con frecuencia, lo que nebulosamente denominamos «sabiduría popular» no es sino expresión de una cazurrería maliciosa, reservona y fatalista que empieza enquistándose en las palabras y acaba imponiéndose en la conducta. Así, el refrán citado ofrece al bulo un predicamento que no merece, disculpa a quien lo urde y reconforta o estimula a quien contribuye a su propagación. Al damnificado por el bulo sólo se le ofrecen dos soluciones: o rebelarse contra él (y, entonces, automáticamente, se impondrá otro refrán aciago: «El que se pica, ajos come»), o acatarlo con docilidad (y ya se sabe que «el que calla, otorga»); reacciones ambas que, a la postre, otorgan carta de naturaleza al chisme. Por lo demás, al chismoso se le atribuye siempre un don de presciencia: por muy disparatado o incongruente que sea el bulo que ha pergeñado, presumimos que acabará amoldándose a la verdad. La suerte del calumniado es similar a la de aquella señora retratada por Picasso que le mostró su disgusto al pintor por considerar que el cuadro no se parecía al modelo: «Ya se parecerá», le respondió expeditivamente Picasso. Y al calumniado no le queda otro remedio que cruzarse de brazos, hasta parecerse a la imagen infamante o caricaturesca que el rumor ha incorporado, sobre su imagen real.

Todas estas reflexiones, o quizá ociosas divagaciones, se me ocurrieron la otra noche, al tropezarme en televisión con un programa presentado por Pedro Piqueras, en el que se pasaba revista a algunos de los rumores infundados y por lo general estrambóticos que han hecho fortuna durante los últimos años, intoxicando los medios de comunicación: rellenos de silicona que estallan inopinadamente; enfermedades vergonzantes que se ensañan con cantantes de sexualidad ambigua; desgarros del esfínter anal -el rumor se regodea en los detalles escabrosos o truculentos- en cantantes de sexualidad manifiesta; atribuciones de homosexualidad -el rumor se alimenta de la hipocresía colectiva, que sigue hallando ignominiosas conductas aprobadas o incluso aplaudidas ante la galería- a periodistas más o menos polémicos o desafectos; concubinatos entre actrices y mandatarios de estricta vida conyugal, etcétera. El correo electrónico y la telefonía móvil han favorecido la difusión casi instantánea de estos rumores peregrinos, que hasta hace poco requerían el acopio de voluntades hermanadas en la insidia y la maledicencia; hoy, basta pulsar una tecla para dar pábulo a los más estrafalarios infundios, gesto que el destinatario (y a la vez remitente) de los mismos realiza por acto reflejo, antes incluso de detenerse a examinar su verosimilitud. Así la propagación del rumor, despojada de connotaciones culpables (ha dejado de ser un acto consciente), se transforma en una broma de efectos tan demoledores como los de un virus informático.

En el programa de Pedro Piqueras se entrevistaba a algunos damnificados por esta nueva modalidad de rumor instantáneo. Convalecientes aún del estupor que les produjo protagonizar episodios tan rocambolescos, los entrevistados no se atrevieron a decir que estos infundios no suele urdirlos un odiador distante y fantasmagórico, sino alguien que tenemos muy cerca, un amigo que hacemos depositario de nuestras tribulaciones, un confidente, un cómplice, un hermano. Hablar del rumor exige, a la postre, descender a las letrinas de la naturaleza humana.

viernes, 27 de mayo de 2011

EL DISTRIBUTISMO: La Persona al centro

Desde finales del s XIX y sobre todo a inicios del s XX, se dio en Inglaterra un movimiento económico–político que se auto designó «distributismo». El motor y fundamento principal de este movimiento y de su órgano principal –la «Liga distributista»- fue la pluma y la clarividencia del gran pensador y literato Gilbert Keith Chesterton. Junto a él destacó con similar protagonismo Hilaire Belloc – muy especialmente por su obra «El Estado Servil» -. Su plataforma de lanzamiento fue el periódico GK’s Weekly, del que Chesterton fue editor y director hasta su muerte.

En sus artículos y ensayos proponen unos principios de actuación en materia económica, social y política basados en la doctrina social de la Iglesia (que había recibido un fuerte empuje a partir de la encíclica «Rerum novarum» del Papa León XIII) y en la idea central del pensamiento chestertoniano sobre el hombre: la idea de la dignidad y la redimensión del valor de la persona a partir de la Encarnación. Como he expresado en otra ocasión «Chesterton no reverencia al hombre por un sentimiento de filantropía, sino porque lo reconoce como «signo sacramental del Dios encarnado» (expresión usada por Ian Boyd C.S.B.) De aquí se puede dar un salto, en primer lugar a la familia, pero también a las pequeñas comunidades y a la sociedad entera. Con base en este principio sacramental, defiende al hombre desde todos los puntos y en todos los campos posibles» (G.K. Chesterton y los regalos de Navidad). En el caso del movimiento distibutista, sale a la defensa de un derecho fundamental de la persona: el derecho a la propiedad. La tesis central de sus escritos en torno a este tema se resume en esto: la propiedad debe estar distribuida entre todas las personas. La propiedad que el sistema capitalista pone en manos de la «plutocracia» y que el socialismo pone en manos del «estado», los distributistas defienden que sea puesta en manos de muchos «pequeños» propietarios (cada persona tiene derecho a tener su propiedad. Cada familia debería tener una propiedad privada asegurada y, con ella, la seguridad y posibilidad de procurarse el propio sustento).

A partir de esta idea inicial se van añadiendo distintas aplicaciones prácticas y concreciones que, no obstante, nunca cuajaron en un sistema maduro que saltase al plano político (en forma de grupo o partido…) Pero no ha perdido su fuerza y el valor principal de sus postulados que reside en su visión del hombre, la cual implica una clara supeditación del sistema a la persona.

Para Chesterton, y para todos los distributistas, la persona está en el centro. El hombre no puede ser esclavo del sistema, sino que el sistema debe acomodarse a la necesidad del hombre en cuanto tal; está al servicio del hombre, si no, no es un buen sistema. Por este motivo toda defensa del socialismo o del capitalismo (al menos tal y como se daban en la época de sus escritos) pierde peso y valor, por más que parezcan eficaces o buenos en algún campo o contexto. Expresa así la diferencia entre estos dos sistemas y el distributismo: «(…) un distributismo ideal sólo es improbable; un comunismo ideal sólo es imposible; pero un capitalismo ideal es inconcebible» («The old objections», GK’s Weekly – octubre 1927 -) Cuando el hombre no es libre o cuando su libertad es atacada, hay algo que falla y debe corregirse.

Esta es la principal aportación (entre otras muchas) del planteamiento distributista. No debe considerarse una utopía irrealizable, sino una propuesta inteligente, y una aportación a la reflexión sobre la ética social y económica. Si bien no es posible la realización de un distributismo en estado puro en las circunstancias actuales de la sociedad y la economía mundial – y de esto el mismo Chesterton ya era muy consciente – no debe desdeñarse como utópico o fantasioso. Es un reclamo para un mundo que poco a poco ha ido cayendo en el engaño del «estado de bienestar», que supedita a la persona, poniendo por encima de su propia personalidad el simple «estar bien», «vivir bien» al que no le importa la verdadera libertad del hombre (que llega a abandonar con indiferencia muchos derechos fundamentales con tal de «vivir bien»).

La crisis que atenaza a la sociedad y a la economía mundial, es principalmente una crisis del hombre. Es importante redescubrir el valor fundamental de la persona para construir a partir de ella y a su medida las estructuras sociales convenientes. Por esto es actual y profundo el mensaje distributista: el deseo de Chesterton, a través de estos principios, es despertar la conciencia de tantos hombres que han quedado esclavizados por el mecanismo de sistemas e ideologías cerrados a la libertad y a la realización plena de la persona.

EN PROMEDIO-CRE: Por Paco Calderón.

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LA RIDÍCULA MINORÍA: Por Alejandro Camelo Schwarz.




El Presidente Felipe Calderón dijo en un discurso que el crimen organizado, causante de la inseguridad en el país, representa una "ridícula minoría". 
A continuación una carta del médico regiomontano Alejandro Camelo Schwarz dirigida al Presidente.





Señor Presidente:

Efectivamente, el crimen organizado representa una ridícula minoría, que por desgracia afecta a la mayoría de los mexicanos, pero existen desde hace más de 80 años otras minorías que han estrangulado lentamente y sin misericordia a la mayoría de nosotros.

LA RIDÍCULA MINORÍA de diputados y senadores que enfrascados en intereses personales y partidistas han obstruído los cambios legislativos que se requieren con urgencia para nuestro país.

LA RIDÍCULA MINORÍA de quienes forman el poder Judicial y quienes no aplican la justicia por igual, generando un estado de anarquía que ha acabado con nuestra confianza.

LA RIDÍCULA MINORÍA de los dueños de riquezas mal habidas en nuestro país que concentran de manera inmoral e intolerable la mayor parte de los bienes de la nación ante la injusticia de 40 millones de mexicanos en pobreza extrema.

LA RIDÍCULA MINORÍA que dirige el destino de la educación en México, matando antes de nacer una nueva generación de mexicanos destinados desde ahora a la mediocridad intelectual.

LA RIDÍCULA MINORÍA de los monopolios que laceran la economía de los mexicanos.

Señor Presidente: Necesita usted actuar ante éstas y otras RIDÍCULAS MINORÍAS. Si lo hace, la abrumadora mayoría estaremos con usted, pero si no lo hace, despertará pronto el monstruo dormido de las mayorías, y entonces sí, señor Presidente, ya nada será igual.

Dr. Alejandro Camelo Schwarz.
Monterrey, Nuevo León, México.
Soy médico otorrinolaringólogo, tengo 54 años. 
Me dedico a la práctica privada de mi especialidad en mi clínica Centro Médico Miravalle.

miércoles, 25 de mayo de 2011

MORALEJA: Así le paga el Diablo a quien le sirve.




















Un pobre tipo murió y cuando se dio cuenta:
El Diablo: -¿Qué onda?-
El pobre tipo: - ¡Caray! ¿Estoy en el infierno?-
El Diablo: -Así es. No esta tan mal. Actualmente tenemos un montón de diversión aquí. ¿Te gusta beber?-
El pobre tipo: -¡Claro, amo el alcohol!-
El Diablo: -Entonces vas a amar los lunes. Los lunes todo lo que hacemos es beber whisky, tequila, vino... bebemos hasta que reventamos y luego bebemos un poquito más.-
El pobre tipo: -¡Je, je, je!... ¡que chingón!-
El Diablo: -¿Eres fumador?-
El pobre tipo: -Más de lo que te imaginas.-
El Diablo: -¡Perfecto! Vas a amar los martes. Conseguimos los cigarros más finos de todo el mundo y fumamos hasta que vomitamos los pulmones. Si te da cáncer, no hay pedo... ya estás muerto.-
El pobre tipo: -¡GUAUUU!-
El Diablo: -¡Apuesto a que te gusta el juego!-
El pobre tipo: -¡Si en realidad, sí!-
El Diablo: -¡Bien!... porque los miércoles es el día del juego. Ruleta, black jack, carreras de caballos, lo que quieras. Hasta hemos abierto una mesa de strip-poker.-
El pobre tipo: -¡Mierda, nunca antes había jugado strip-poker!-
El Diablo: -¡Pues ahora podrás! ¿Y te gustan las drogas?-
El pobre tipo: -¡Si, amo las drogas! ¡¿No querrás decir que...?!-
El Diablo: -¡Exacto! ¡Los jueves es el día de las drogas! Puedes meter tu cabeza en un balde de crack. Fumar un porro del tamaño de un submarino. Puedes hacer lo que quieras con las drogas, y si se te va la mano con la dosis, ni pedo… ya estás muerto.-
El pobre tipo: -¡Carajo! ¡Nunca imagine que el infierno fuera un lugar tan chingón!-
El Diablo: -Oye… ¿y eres gay?-
El pobre tipo: -¡Desde luego que no!-
El Diablo: -¡Huy!... pues vas a odiar los viernes.-

CURAS PEDERASTAS: Por Juan Manuel de Prada.

Hubo épocas en que los cristianos se acogieron a la disciplina del arcano, ocultando las cosas de la religión a los paganos, pues comprobaban que, por mucho que se esforzasen en explicarles los misterios de su fe, los paganos lo entendían todo del revés y propalaban, por ejemplo, que la Eucaristía consistía en comerse a un niño crudo y otras aberraciones semejantes. Ando en estos días preparando una antología de artículos del gran Leonardo Castellani, a quien últimamente tanto cito, para que los muchos lectores que en estos meses me han preguntado por él puedan disfrutar a la vuelta del verano en una edición accesible de quien, sin duda alguna, es el mejor escritor católico en español del siglo XX; y, entre el bosque de artículos suculentos que Castellani dio a la prensa, me tropiezo con uno titulado «¡Al arcano de nuevo!», en el que con su habitual gracejo propone volver a aquella disciplina de los primeros cristianos, viendo que los señores incrédulos de nuestra época se obstinan en creer que Jesús estuvo enamorado de María Magdalena o que la burra de Balaam se llama así porque milagrosamente una vez baló. Tratar de aproximar la religión a ciertas personas contaminadas por las más rocambolescas mistificaciones lo considera Castellani trabajos de amor perdidos; y propone jocosamente que, en lugar de deslomarnos escribiendo tratados de apologética que rechazarán (aunque luego crean en el espiritismo, o en el Progreso, o en cualquier otra chorrada, pues ya se sabe que cuando se deja de creer en Dios se empieza a creer en cualquier cosa), nos dediquemos a hacerles creer las trolas más jacarandosas. Por ejemplo: que al Papa todos los cristianos deben adorarlo como Dios; o que la Santísima Trinidad la componen la paloma del Espíritu Santo, el Cordero de Dios y el Buey de Belén. Trolas que, indudablemente, se tragarán; pues nadie hay más crédulo que un incrédulo profesional.

Me he acordado de este artículo desternillante de Leonardo Castellani mientras seguía el tratamiento informativo que se ha hecho de la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Sydney. El Papa Benedicto XVI ha dicho allí muchas cosas hermosas, incisivas o clarividentes; pero a la prensa sólo le interesa resaltar que ha vuelto a mostrar su vergüenza por los abusos perpetrados por ciertos curas pederastas. O, dicho más exactamente, a la prensa le importa un bledo que Benedicto XVI haya mostrado su pesar por estas conductas abominables, o que haya declarado que el sufrimiento de las víctimas es el suyo propio (pues, en el fondo, a la prensa le importan un bledo tales víctimas). A la prensa le interesa únicamente resaltar que los curas son pederastas; ni siquiera que haya unos pocos curas pederastas que denigran su ministerio, entre tantos miles de curas que cada día lo dignifican y exaltan, sino que los curas son pederastas por naturaleza. Pues, cuando se trata de envilecer a la Iglesia, una golondrina sí hace verano; y de nada sirve que por cada cura pederasta haya mil curas que alivian la miseria de millones de niños, que alumbran el porvenir de millones de niños, que desveladamente trabajan por salvar su infancia desvalida. Todos estos curas nada importan; o importan tanto que se oculta su mera existencia. Pues, si se divulgara, se correría el riesgo de que la gente bienintencionada pensase que tal vez los pocos curas pederastas que desgraciadamente existen entre tantísimos curas admirables son una ilustración de aquella parábola del trigo y la cizaña que nos contó Cristo.

Y de nada sirve que el Papa exprese su pesar ante conductas tan abominables como aisladas y exija que la justicia humana las castigue; de nada sirve que haya mostrado su disposición a limpiar la suciedad que se refugia en el seno de la Iglesia con soluciones dolorosísimas ante las que no le ha temblado jamás el pulso; de nada sirve que haya extremado su celo y reclamado a los obispos que extremen el suyo, vigilando la conducta de sus sacerdotes y seminaristas. A la prensa sólo le interesa propalar que los curas son un hatajo de pederastas; y mañana dirá, si es necesario, que se comen crudos a los niños. Saben que cuentan con una clientela crédula que, por cerrazón de inteligencia o suciedad de corazón, está dispuesta a tragarse sus trolas. Quizá haya llegado el momento de volver a la disciplina del arcano, como pedía Castellani.

EL CABALLO DEL "APOCALIPE".

ANTE UN CADÁVER: Por Paco Calderón.

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EL "SHOT" DE FELIPE: Por Hernández.

martes, 24 de mayo de 2011

5 DE MAYO, BATALLA DE PUEBLA: Por Paco Calderón.

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"DEPOCALIPSIS" AHORA: Por Paco Calderón.

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INCRÉDULOS: Por Juan Manuel de Prada.

Los incrédulos creer en cualquier cuento revestido de “cosa seria”. Hasta el “hombre de las cavernas” se ha transformado en algo “serio” cuando es una mera fábula. Se lo viste de “ciencia”, cuando en realidad es fantaciencia o mera ciencia ficción. Se idolatra la “información”, y es una época donde abundan los desinformados y, lo que es mucho peor, los mal informados.

Incrédulos.

Vivimos una época extraña. El hombre de nuestro tiempo lee, por ejemplo, el pasaje evangélico de la multiplicación de los panes y los peces y sonríe con suficiencia; pero a continuación coge sus ahorrillos y los pone en manos de un agente de bolsa que le ha prometido devolvérselos en unos pocos meses convertidos en una suma fastuosa. Para refutar el milagro del Evangelio, el hombre de nuestro tiempo argumentará empleando las leyes de la ciencia empírica; para aceptar que sus ahorrillos le depararán una fortuna, recurrirá a abstrusas leyes bursátiles de dudoso cumplimiento. Lo cual nos confirma que los incrédulos suelen ser, precisamente, las personas que más denodadamente creen en aquellas cosas que el sentido común juzga increíbles.

La experiencia nos demuestra que a una generación de escépticos suele suceder una generación de místicos. La nuestra, sin duda, se trata de una generación de escépticos que miran al místico con una suerte de compasiva arrogancia, como si de un pobre diablo se tratase. Y uno estaría dispuesto a dejarse tratar de pobre diablo si los escépticos fueran coherentes con su escepticismo; pero, a poco que uno rasca, descubre que la incredulidad del escéptico sólo atañe a determinados asuntos. El mismo incrédulo que se carcajea de los enfermos que se confían a la intercesión de un santo está convencido de que vivirá más de cien años, gracias a no sé qué avances de la ingeniería genética que hasta la fecha sólo se han verificado en el ámbito especulativo. El mismo incrédulo que se burla de la existencia de un cielo donde los justos se están quietecitos, contemplando el rostro de Dios, cree a pies juntillas en la existencia de espectros viajeros que acuden a la llamada de un espiritista. Decía Chesterton que, cuando el hombre deja de creer en Dios, empieza a creer en cualquier cosa; y nuestra extraña época, tan descreída de lo trascendente, está dispuesta a creer en cualquier trivialidad o intrascendencia, con el agravante de encumbrarla a una categoría mayúscula. Y así, nos encontramos con gentes que creen en tal o cual Ideología que solucionará los problemas que afligen a la humanidad, o en un Progreso Indefinido que traerá la prosperidad a los pueblos, o en el Libre Mercado. En cambio, si al creyente en la Ideología o el Progreso o el Libre Mercado le decimos que creemos en la comunión de los santos o en la resurrección de la carne, de inmediato nos convertiremos en diana de sus escarnios.

Leonardo Castellani, en uno de sus memorables artículos, recoge un chiste protagonizado por un incrédulo que exclama orgulloso: «¡Yo no creo sino en lo que entiendo!». A lo que el crédulo le responde: «¡Ah! Con razón dice la gente que usted no cree en nada». El escepticismo de nuestra época consiste básicamente en negarse a entender, no ya la existencia, sino la posibilidad de una realidad trascendente; y en ponerse como un basilisco cuando alguien se niega a creer tan sólo en la realidad material. Hace algunas semanas publiqué en estas mismas páginas un artículo titulado Creacionismo en el que me atrevía a afirmar –¡oh, réprobo!– que la ciencia nunca podrá refutar la intervención divina en el origen del hombre; y que, en cambio, el mero sentido común nos enseña que ciertos misterios que rodean dicho origen no son explicables a la mera luz de las teorías evolutivas. He recibido cartas en las que se me tilda de fanático, supersticioso, botarate y no sé cuántas enormidades más; y otras, más educadas, que me acusan de carecer de suficiente ‘información’ (la ‘información’ es otro de los ídolos que nuestra época venera). Pero, por mucho acopio de información que uno recopilara, nunca podría explicarse por qué el hombre de las cavernas se puso un día a pintar; tampoco podría, por cierto, entender por qué, al salir de las cavernas, se puso de rodillas y empezó a adorar a Dios. El escéptico lo resolvería diciendo que el hombre se puso de rodillas porque sentía miedo; y que, por tanto, Dios es fruto de su temerosa imaginación. Afirmación que es al menos discutible; en cambio, si se nos ocurriera definir la Ideología, el Progreso o el Libre Mercado como productos del miedo, incurriríamos en falta gravísima ante los incrédulos.

A la postre, descubrimos que los crédulos son quienes creen en un Ser Supremo; los incrédulos, en cambio, creen indiscriminadamente en todo bicho viviente (o inanimado).

LA REALIDAD EN MEDIO ORIENTE: Por Adrian Salbuchi.




LA RESOLUCIÓN SOBRE LIBIA FUE VIOLADA EN EL ESPÍRITU Y LA LETRA.

La Unión Africana ha criticado el cumplimiento de la resolución 1973 de la ONU sobre Libia y ha denunciado los intentos de asesinar a Gaddafi. Mientras tanto, Barak Obama afirma que el derrocamiento del régimen es inevitable.


La resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Libia "fue violada en el espíritu y en la letra", según declaró el jueves el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Jean Ping.

Además, el político ha criticado las intenciones de eliminar al gobernante libio Muammar Gaddafi al señalar que esto podría crear en el país norteafricano una situación difícil de resolver.

Anteriormente Ping declaró que la hoja de ruta elaborada por la UA en marzo “es la única propuesta de solución política del conflicto libio que está sobre la mesa”. Este documento, que prevé un inmediato alto el fuego, la coordinación del diálogo político y el inicio de un periodo de transición para preparar las elecciones a “instituciones democráticas del poder”, fue apoyado por el líder de la Yamahiriya, pero rechazado por los rebeldes.

Medvédev en busca de una solución pacífica, Obama con los rebeldes.

Por su parte, el presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, también ha comentado la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, señalando que “este tipo de documentos pueden ser manipulados”. “Aunque Rusia inicialmente apoyó esa resolución [la 1970, que establecía sanciones contra el régimen libio] y dio su visto bueno a la otra [la 1973], sobre Libia, es decir, no la vetó, el desarrollo posterior de los acontecimientos demostró que semejantes documentos pueden ser manipulados”, dijo Medvédev durante la rueda de prensa multitudinaria celebrada en Moscú el 18 de mayo.

Asimismo el mandatario ruso llamó a alcanzar una solución pacífica del conflicto en el país norteafricano. “A mi modo de ver, la situación en Yamahiriya puede solucionarse sólo si ambas partes renuncian al uso de las armas”, subrayó Medvédev.

Rusia hace un llamamiento a la ONU y a la Unión Africana para enviar contingentes pacificadores a Libia y parar la violencia, según anunció el representante oficial del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Alexánder Lukashévich.

“Consideramos que es importante activar al máximo los esfuerzos político-diplomáticos con el fin de solucionar la crisis en Libia con la ayuda del potencial pacificador de la ONU y la Unión Africana”, asegura el portavoz del Ministerio del Exterior.

A su vez, el presidente de EE. UU., Barack Obama, constató que la salida de Gaddafi es inevitable. Al mismo tiempo, el presidente norteamericano calificó al Consejo Nacional de Transición libio fundado por los rebeldes como un organismo fiable y legítimo. Estas declaraciones las realizó durante un discurso dedicado a la situación en Oriente Medio y en el Norte de África. Asimismo el líder estadounidense subrayó que la no intervención en los acontecimientos libios “habría conllevado la muerte de miles de civiles”.

La OTAN "seguirá ejerciendo presión sobre Gaddafi".

Mientras tanto algunos expertos creen que en vez de proteger a los civiles libios, la coalición internacional sólo se plantea el objetivo de derrocar al régimen. Así, Álex Sánchez, un analista de seguridad internacional, señala que “el presidente Obama dijo en su discurso que cuando Gaddafi deje el poder, sea voluntariamente o por la fuerza, EE. UU. estará allí para ayudar al Gobierno de Transición libio”. En opinión de Sánchez, “esto significa que, según la resolución, la coalición internacional de la OTAN está en Libia para proteger a los libios, pero el objetivo final, aunque no haya sido aclarado de una manera muy directa, es deshacerse de Gaddafi”.

Por su parte el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, declaró durante una rueda de prensa en la capital de Eslovaquia que “la OTAN seguirá ejerciendo presión sobre Gaddafi con todos los medios de los que disponemos. Nuestro poder militar, la voluntad política de la comunidad internacional y la valentía de los rebeldes al final llevarán a la derrota del régimen de Gaddafi”.

Obama necesita la autorización del Congreso para seguir en Libia.

Este viernes se cumplen 60 días del comienzo de la campaña de EE. UU. y sus aliados en Libia. Según la legislación norteamericana, el presidente necesita una autorización del Congreso para continuar involucrado en un conflicto sin una declaración de guerra oficial.

No obstante, algunos expertos creen que la Casa Blanca recibirá fácilmente el consentimiento de los parlamentarios. Adrian Salbuchi, escritor y experto en economía y geopolítica, opina que“aunque se mantenga alguna posible discusión y se escuchen algunas voces disonantes dentro del Congreso de EE. UU., el efecto práctico va a ser que EE. UU. no va a tener ninguna limitación para llevar adelante esta guerra, como no ha tenido ningún tipo de limitación para llevar adelante los ataques permanentes contra Afganistán, por no mencionar Irak, y también los ataques permanentes contra la soberanía de Pakistán, cuyo punto máximo fue la supuesta muerte de Osama Bin Laden en un ataque norteamericano, militar claramente, dentro del territorio de Pakistán, vulnerando la soberanía de esta nación”.

lunes, 23 de mayo de 2011

EL ASNO, LA BOLA Y EL ESCARABAJO.

‎"Los avaros y los usureros son la sinagoga de Satanás. ¿De dónde vienen, en efecto, sus bienes? Del hurto y de la usura… como el escarabajo que amasa excrementos haciendo con ellos con dificultad una pequeña bola, para que al final UN ASNO PASE Y APLASTE LA BOLA Y AL ESCARABAJO, el avaro y el usurero reúnen el estiércol del dinero. De repente el diablo los estrangula, su alma se va al demonio y su dinero… a los herederos". (San Antonio de Padua. Sermones.)

CANTAR XLV, “CON USURA”: De Ezra Pound.


Con usura no tiene el hombre casa de buena piedra
con bien cortados bloques y dispuestos de modo que el diseño lo cobije,
con usura no hay paraíso pintado para el hombre en los muros de su iglesia,
harpes et lutz (arpas y laúdes),
o lugar donde la Virgen reciba el mensaje
y su halo se proyecte por la grieta,
con usura
no se ve el hombre Gonzaga,
ni a su gente ni a sus concubinas,
no se pinta un cuadro para que perdure ni para tenerlo en casa
sino para venderlo y pronto.

Con usura,
pecado contra la naturaleza,
es tu pan para siempre harapiento,
seco como papel, sin trigo de montaña,
sin la fuerte harina.

Con usura se hincha la línea,
con usura nada está en su sitio (no hay límites precisos)
y nadie encuentra un lugar para su casa.

El picapedrero es apartado de la piedra,
el tejedor es apartado del telar,
con usura
no llega lana al mercado,
no vale nada la oveja con usura.

La usura es un parásito,
mella la aguja en manos de la doncella
y paraliza el talento del que hila.

Pietro Lombardo
no vino por usura,
Duccio no vino por usura
ni Pier della Francesca; no por usura Zuan Bellini
ni se pintó "La Calunnia”,
no vino por usura Angélico; no vino Ambrogio Praedis,
no hubo iglesia de piedra con la firma: Adamo me fecit.
No por usura San Trófimo,
no por usura San Hilario.

La usura oxida el cincel,
oxida la obra y al artesano,
corroe el hilo en el telar,
nadie hubiese aprendido a poner oro en su diseño;
y el azur tiene una llaga con usura;
se queda sin bordar la tela.

No encuentra el esmeralda un Memling,
la usura mata al niño en el útero,
no deja que el joven corteje,
ha llevado la sequedad hasta la cama, y yace
entre la joven novia y su marido…
… ¡contra naturam!

Ellos trajeron putas a Eleusis,
sientan cadáveres a su banquete
por mandato de usura.

"LA BALSA DE LA MEDUSA". EL ARTE COMO DOCUMENTO HISTÓRICO: Por Lila Magallón.

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“La balsa de la Medusa” (“Le Radeau de la Meduse” en francés) es una pintura al óleo del pintor francés Théodore Géricault que representa un terrible momento de las consecuencias del naufragio de la fragata de la marina francesa “Méduse”, encallada frente a las costas de Mauritania -en el noroeste de África- el cinco de julio de 1816. Había sido restaurada –recientemente- la monarquía francesa después de la derrota definitiva de Napoleón Bonaparte.

La fragata encalló en un banco de arena y, debido a la insuficiencia de botes salvavidas, ciento cuarenta y siete personas –de los cuatrocientos pasajeros- quedaron a la deriva en una balsa construida con partes de la fragata encallada. Todas ellas, excepto quince, murieron durante los siguientes trece días que tardaron en ser encontrados. Los quince náufragos experimentaron -en carne propia- el hambre, la deshidratación y la angustia que se transformó, tortuosamente, en delirio y canibalismo. Escribió el crítico Jonathan Miles: “… la balsa arrastró a los supervivientes hacia las fronteras de la experiencia humana. Desquiciados, sedientos y hambrientos, asesinaron a los amotinados, comieron de sus compañeros muertos y mataron a los más débiles”.

La catástrofe fue un escándalo internacional. Su causa fue atribuida a la incompetencia del Vizconde Hugues Duray De Chaumereys quien, pese a no haber capitaneado un navío en más de veinte años y carecer totalmente de experiencia y habilidad, fue designado capitán de la “Méduse” como resultado de un acto de favoritismo político.

¿Pudieran considerarse al capitán y a quienes lo instalaron en este cargo los autores intelectuales del homicidio de ciento treinta y dos personas? ¿Acaso es ese el mensaje que Géricault se propuso trasmitir con esta obra maestra?

Conmovido e impresionado por la terrible tragedia, cuya causa comenzó a filtrarse con celeridad en la opinión pública, Géricault decide documentar la verdad a través de los sobrevivientes, se entrevista con dos de ellos y estudia el turbio escenario en el cual se eligió al inepto capitán. El pintor, de apenas veintisiete años, inmortaliza la tragedia y crea uno de los más conocidos y dramáticos cuadros históricos de la llamada escuela Romántica Francesa.

“La balsa de la Medusa” trasciende las fronteras del arte y se convierte en un documento histórico visual que reclama la responsabilidad de los gobernantes con respecto a la designación de cargos de consideración.

Théodore Géricault nos revela en una sola escena las desastrosas consecuencias de la falta de integridad en el ejercicio de la autoridad política. Siendo uno de los tesoros del Louvre, “La Balsa del Medusa”, con sus casi cinco por siete metros, es un llamado de atención, un testigo permanente que pende inamovible como una gigante cicatriz de negligencia e ineptitud.

El capitán salvo su vida en una de los cuatro botes de emergencia con los que contaba la embarcación…

domingo, 22 de mayo de 2011

PLUTOCRACIA: Por Juan Manuel de Prada.

Cuando era joven, no leía las páginas económicas de los diarios porque se me antojaban un coñazo; y la petulancia propia del hombre de letras me obligaba a desdeñar los números. Ahora que soy mayor procuro no leerlas tampoco, pero en mi elección ya no intervienen la petulancia o el desdén, sino el horror al mal. El mal, sin embargo, posee una fascinación hipnótica, una suerte de magnetismo turbio, como la Gorgona; y aunque sepamos que mirarlo de frente nos petrificará, acabamos haciéndolo. Hace un par de semanas, las páginas económicas de los diarios publicaban los resultados de las principales compañías eléctricas: así, sabíamos que una de ellas había obtenido un beneficio neto, durante el primer trimestre de este ejercicio, superior a los 1000 millones de euros, un 10 por ciento más que el primer trimestre del año anterior; y que otra había cerrado el pasado ejercicio con un beneficio de más de 4100 millones, un 20 por ciento más que el ejercicio anterior. El consejero delegado de esta última, para celebrar tan opíparos resultados, reclamaba al Gobierno una subida de la tarifa de acceso de entre el 15 y el 20 por ciento durante los dos próximos años, que se traduciría en un alza del recibo de la luz de entre un 7,5 y un 10 por ciento; un alza que debería acumularse a las sufridas en los últimos tiempos. Con un par.

Hasta aquí los números, expuestos desnudamente, con esa aritmética gélida con que se desenvuelve el mal. Cifras semejantes las hallamos todos los días en las páginas económicas de los periódicos, referidas a grandes corporaciones y emporios financieros: pocos días antes, el consejero delegado de un banco, tras hacer públicos sus beneficios mastodónticos, anunciaba que las concesiones de créditos se mantendrían cerradas durante los próximos años. Y, entretanto, crece la insolvencia de familias y pequeños empresarios, incapaces de afrontar sus deudas; crecen el paro (en volandas de esa «flexibilización del empleo» que, según nos aseguran cínicamente, es la panacea contra la crisis) y los recortes salariales que es un primor. De donde hemos de inferir, necesariamente, que el deterioro constante de nuestra economía real es proporcional a la creciente lozanía de las grandes corporaciones; y que todas las medidas que hasta la fecha han impulsado los gobiernos no tienen otro objeto que detraer el dinero de la economía real para engrosar las cuentas de resultados de las grandes corporaciones. Las subidas del recibo de la luz quizá sean una expresión especialmente escandalosa; pero encontraríamos otras pruebas por doquier, igualmente inequívocas.

A medida que la crisis causa estragos, resulta cada vez más evidente que estamos asistiendo a la consagración de una nueva forma de plutocracia, lograda sobre el expolio de la economía real y la rendición del poder político, convertido en perro caniche de las consignas que recibe del gran capital. La crisis, que nació cuando la burbuja del sector financiero alcanzó dimensiones insoportables, se pretende solucionar del modo más peregrino: en lugar de explotar esa burbuja vacía, o de reducirla a unas dimensiones soportables, lo que se trata es de abastecerla, nutriéndola con los recursos de una economía real exhausta, hasta convertirla en una burbuja «maciza», mientras la economía real queda reducida a una carcasa hueca y exangüe (paro creciente, familias insolventes, pequeñas empresas condenadas a la quiebra, etcétera). Para completar esta labor maligna, la plutocracia tiene bien agarraditos de salva sea la parte a los Estados, cuya deuda forma parte de esa burbuja financiera que ahora se trata de estabilizar a toda costa, reduciendo a la inanición a sus contribuyentes; es un empeño suicida, pero los Estados han asociado su destino al de la plutocracia: forman ya una aleación inseparable, una amalgama que tarde o temprano saltará hecha añicos; pero que, hasta entonces, nadie podrá separar.

En medio de este enjambre de malignidad, la propaganda oficial se desvive por convencer a la pobre gente expoliada de que las privaciones y sacrificios que ahora se le exigen redundarán en su beneficio. Que es como si el vampiro prometiera sarcásticamente a la víctima cuyas venas está saqueando que de este modo la protegerá de contraer una anemia. Y, mientras nos imponen nuevas privaciones y sacrificios, nos entretienen con sus cabriolas y volteretas (una campaña electoral por aquí, unas primarias por allá), que es como si el vampiro que nos saquea las venas nos hiciera cosquillas en las plantas de los pies, para aliviarnos los estertores.

viernes, 20 de mayo de 2011

PEQUEÑO APUNTE DEL DÍA: Si de los gobiernos quitamos la justicia...

"Si de los gobiernos quitamos la justicia, ¿en qué se convierten sino en bandas de criminales a gran escala? Y esas bandas ¿qué son sino reinos en pequeño? Son un grupo de hombres, se rigen por un jefe, se comprometen en pacto mutuo, reparten el botín según la ley por ellos aceptada. Supongamos que a esta cuadrilla se le van sumando nuevos grupos de bandidos y llega a crecer hasta ocupar posiciones, establecer cuarteles, tomar ciudades y someter pueblos. Abiertamente se autodenominan entonces reino, título que a todas luces les confiere no la ambición depuesta, sino la impunidad lograda. Con toda profundidad le respondió al célebre Alejandro un pirata caído prisionero, cuando el rey en persona le preguntó: ¿qué te parece tener el mar sometido a pillaje? Lo mismo que a tí, le respondió, el tener al mundo entero. Solamente que a mí, que trabajo en una ruin galera, me llaman bandido, y a tí, por hacerlo con toda una flota, te llaman emperador".

San Agustín de Hipona.

POESÍA QUE PROMETE: Envío...


A ti, fiel camarada, que padeces
el cerco del olvido atormentado,
a ti, que gimes sin oír al lado
aquella voz segura de otras veces:
te envío mi dolor.

Sí desfalleces
del acoso de todos y cansado,
tu afán ves como un verso malogrado:
bebamos juntos en las mismas heces,
en las mismas heces.

En tu propio solar quedaste fuera,
del orbe de tus sueños hacen criba.
Pero allí donde estés cree y espera
pero allí donde estés cree y espera.

El cielo es limpio y en sus bordes liba
claros vinos del alba primavera.
A ti, fiel camarada que padeces
el cerco del olvido atormentado: 
el cielo es limpio, el cielo es limpio,
pon arriba tus ojos, siempre arriba.

José Antonio Primo de Rivera.