"No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo." Don Francisco de Quevedo.

BARRA DE BUSQUEDA

miércoles, 9 de mayo de 2012

CONTESTANDO A GADAFFI: Por Dardo Juan Calderón.



El texto siguiente salió del cotexto de una disputa interesantísima sobre el fascismo en un blog, lo publico por el contenido, me parecieron muy interesantes las reflexiones sobre la política.

"El estimado Gadaffi, al que le deberían gustar mas los camellos que el wisky, es partidario de un solo orden que se logre a patadas en el culo.


La distinción entre un orden natural y otro sobrenatural no es invento de Maritain, sino de Dios y expresada concretamente en la revelación de Cristo "mi Reino no es de este mundo".


Sin lugar a dudas para mantener el orden natural hacen falta dar patadas en el culo desde que Adan mordió la manzana, es el imperio del Hierro, pero no funciona el mismo esquema para un Reino cuyo acceso es por la Gracia y mediante las virtudes teologales.


Nadie va al cielo a patadas en el culo. Su venerada mujer no sólo se va a cansar de darlas, sino que en poco tiempo ya no van a doler, y si sus hijos no comienzan rápidamente a superar la ley por una conciencia justa en pos de un orden trascendente, el resultado será fatal. Es el imperio de la arcilla.


El orden natural tiene sus leyes y el sobrenatural las suyas.


Dimas estaba bien condenado por la Ley natural y estaba salvado en el orden sobrenatural; de inversa proporción sufrian los fariseos.


La política es la ciencia práctica que pretende llevar al hombre al respeto del orden natural roto por el pecado y en pos de un bien común.


En esta tarea debe aplicar el rigor y el hierro de la ley para obtener un sociedad medianamente vivible, y no más que eso, debe saber que nunca podrá establecer una sociedad perfecta.


Nuestra sujeción al orden natural es necesaria, no contractual, y lo social, el bien del grupo, se hace primordial. La religión pertenece a otro orden, este si contractual, en donde el hombre otorga su libre adhesión para la obtención de un destino individual que excede su naturaleza, es sobrenatural.


Ambos órdenes, rigen al hombre en el paso por esta vida y esta vida no es otra cosa que el drama de ese equilibrio inestable entre la arcilla y el hierro.


Maritain desequilibra el asunto aplicando a lo político lo que corresponde a lo sobrenatural y con ello destruye el orden civil, y el amigo Gadaffi hace lo contrario, aplica la ley del hierro, propia del orden natural, a un orden donde impera la dulzura del "anárquico" sermón de la montaña.


El tema está especialmente tratado en el libro de mi viejo "La Arcilla y el Hierro", el que recomiendo a Gadaffi (si es que se encuentra el mismo en el Valhalla), pero sintetizando, el error del comentarista es el creer que la política puede "salvar" al hombre.


No y no. La política sólo puede construir una ciudad más o menos justa y buena y debe, a partir de ello, crear la situación espiritual adecuada para que el hombre trascienda en su libertad este orden, con la asistencia de la gracia santificante. El político debe llegar hasta el atrio.


Es el mismo error de los fascismos. El fin del hombre es sobrentural, y a él se accede no por respetar el orden natural, sino por trascenderlo (previo respetarlo) accediendo a un nuevo orden donde la sociedad no es más la sociedad civil, sino la Iglesia.


El gran mal de la política es usurpar esta función que es de la Religión, y el gran mal de la Iglesia es amilanarse frente al poder político y creer que de él vienen las soluciones. La posibilidad de "armonizar" estos órdenes, en un delicado equilibrio que implique subordinación de uno a otro (el natural al sobrenatural) en cuanto a los fines, pero no el regimiento de las mismas leyes en uno que en el otro, es el desafio Cristiano.


Si en este proceso la Iglesia se inclina y deja de reclamar su jurisdicción primordial, no puede ser suplida por el Estado, simplemente se cierra el Cielo.


Tampoco puede suplir al Estado en su función propia y mucho menos regirse por criterios políticos. Pilatos creia que él podia salvar a Cristo.


Cristo nunca puso en duda la autoridad de Pilatos. En suma, la distinción de los órdenes es primordial para un entendimiento de la doctrina católica, el comentarista yerra al creer que el orden sobrenatural es un seguimiento "natural" del orden natural, y no un salto trascendente y misterioso a algo totalmente distinto y en gran medida incomprensible e inabarcable al que se accede por el don gratuito de la gracia y que sí apunta a una sociedad perfecta metahistórica. "Yo todo lo hago nuevo" y con ello todo el orden romano crujía ante la nueva exigencia de un hombre creado para el Cielo y no sólo para el orden.


Nietsche no estaba tan errado, sólo que no comprendia la "novedad".


Estos neopaganismos de derecha caen en el mismo error. Pensar que una sociedad ordenada en criterios naturales correctos tiene necesariamente que desembocar en la Fe, es una utopía y en gran medida una blasfemia, es decir que Dios condenó inutilmente a su Hijo a la Pasión por un asunto que bien podía arreglar Constantino o Clodoveo.


Mi hijo Tato me hizo ver que esta reflexión es la que gira en la película El Arbol de la Vida; naturaleza y gracia, sus tensiones y sus armonias.


La grandeza de Dios y la pequeñez del hombre. El hombre que cree comprender el orden natural y sin embargo aún en este mismo se le escapa la inmensidad del sentido de la creación. Ni que hablar frente al orden sobrenatural. De la infinita distancia del orden que podemos concebir nosotros frente al que Dios puede darnos y efectivamente va a darnos allende la historia. Donde además de ver su realidad inefable, recién vamos a comprender la magnitud ignorada del orden natural, al que creemos abarcar con nuestra pequeña cabeza y sobre el que pretendemos haber encontrado fórmulas adecuadas de regimiento.


El fascismo es un corset, un aparato ortopédico que se aplica a un cuerpo que desfallece y ve quebrada su columna vertebral. Pero él no pude "sanar", no puede "liberar" ni del pecado ni del error, sólo puede, como todo aparato ortopédico, sostener malamente un estado de decrepitud por corto tiempo, provocando sin duda nuevas degeneraciones y retorcimientos como todo aparato ortopédico.


Porque ni siquiera el más capaz e inteligente de los hombres (Aristóteles supongo) pudo sin Cristo, percibir una milésima del plan que rige nuestras existencias."

Tomado de argentinidad.org.ar

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