Para los buenos cristianos la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo debe ser causa de profunda y gozosa alegría, y también fortalecimiento de nuestra esperanza, porque sin ellas no se puede librar el buen combate. No nos dejemos arrastrar, pues, por las dificultades y los contratiempos, que no son pocos, por cierto. Al contrario, enfrentémoslos con el coraje cívico firme y constante de que hablaba Castellani Magno.
La victoria es para Dios. Para nosotros, queda el no bajar los brazos: resistir es también vencer. Que la Misericordia Divina nos ayude para que la Patria se levante desde las ruinas.
¡Felices y santas Pascuas!
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