"No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo." Don Francisco de Quevedo.

BARRA DE BUSQUEDA

martes, 19 de abril de 2011

DIETRICH VON HILDEBRAND: Sobre la perseverancia.

El hombre perseverante se aferra a todo cuanto se le ha revelado como un valor genuino. La ventaja de la vivacidad del presente con relación al pasado, carece de todo poder sobre su vida, cuando la compara con aquella que se deriva de las verdades que ha reconocido alguna vez y de los valores que aprehendiera”.

Tales hombres, por lo tanto, están protegidos contra la tiranía de la moda. Una cosa no produce en ellos una impresión profunda por el hecho de que sea moderna o esté de manera momentánea “en el ambiente”, sino en virtud de que posee un valor, porque es buena, bella y verdadera. En realidad, estiman que aquello que es importante en sí mismo y tiene un valor más alto per se es lo que está “a la última moda”.

“Mientras que el hombre inconstante es una víctima de las impresiones accidentales, el constante domina sus propias experiencias. Sólo el segundo entiende la sublime preeminencia de los valores sobre cualquier mera dimensión temporal, su carácter inalterable e inmarcesible, como ocurre con la verdad. Sólo él sabe que una verdad no es menos atractiva y digna de interés por el hecho de que se la conozca desde antiguo. Sólo él comprende, por encima de todo, que la obligación de responder a un valor que entraña el bien no se limita al momento en que se ha aprehendido”.

Fuente: El arte de vivir, Club de Lectores, Buenos Aires, 1966, pp. 30-31.

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