"No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo." Don Francisco de Quevedo.

BARRA DE BUSQUEDA

domingo, 10 de julio de 2011

PEQUEÑO APUNTE DEL DÍA: El cinismo de los opinólogos crece a tasas chinas.


En su programa "Hora Clave" del último domingo, el "líder de opinión" argentino Mariano Grondona derramaba baba por el presidente chino, el genocida Hu Jintao, ponderando su valentía para denunciar la corrupción como el principal problema que afecta el particular sistema económico del gigante asiático. Desde luego, Grondona no dijo ni una palabra -ni una sola- sobre lo que constituye la razón fundamental del “boom”: el trabajo forzado de millones y millones de cautivos -entre 8 y 9 millones- en los campos de concentración -los Laogai-, ni tampoco sobre las condiciones de trabajo de los demás obreros: de 10 a 12 horas seis días a la semana -a veces 7-, a las que deben sumarse agregarse entre 80 y 200 horas extras por mes, con bajísimos salarios. Resultado obvio: exportaciones baratas y productos de pobre calidad.

Un pasito adelante lo dio Emilio Cárdenas al escribir un tanto sibilinamente que “ China tiene todavía que resolver la delicada cuestión de la vigencia de los derechos humanos y de las libertades individuales de su población”.

(Es algo más que “delicada”, Emilito. ¿No te parece?)


Pero allí se trancó el discurrir del liberal ex embajador : business is business, que lo demás no importa.

Y no vengamos los fastidiosos de siempre a arruinarles la fiesta.

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