... te fuiste y un silencio suave -muy dentro- se mete,
un silencio antiguo que entre la razón y los afectos...
aún duele.
Lejos... de estar cerca no dejas.
Te guardo lo que me queda.
Te regalo luciérnagas que,
aunque vuelan muy bajo,
quisieran con todas sus fuerzas ser estrellas...
Juan Pablo de María Díaz Hernández
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